Cómo prevenir las intoxicaciones veraniegas

martes, 21 de julio de 2015 · Posted in

Las intoxicaciones alimentarias más numerosas ocurren en casa, las altas temperaturas hacen que los microorganismos estén bien cómodos para reproducirse; presta atención a todo lo que debes de tener en cuenta para evitarlo
Durante los meses veraniegos, especialmente julio y agosto, cuando el calor alcanza picos altísimos, hay muchos alimentos que tenemos en casa que son propensos a albergar bacterias, levaduras y mohos. Por este motivo, hay que ser cuidadosos en su manipulación y conservación para evitar que los microorganismos se reproduzcan. Esto generaría enfermedades, y seguro que nadie quiere correr el riesgo de tenerlas.

El calor y el relax de las vacaciones contribuyen a que se disparen los factores de riesgo y nos veamos más expuestos a las intoxicaciones. ¿Sabes dónde hay más probabilidades de que ocurra? En casa, sin lugar a dudas.

¿Quién son los culpables?

Las intoxicaciones más comunes del verano, generalmente por bacterias, están presentes en todas partes de nuestro cuerpo y entorno, pero para reproducirse y ser dañinas necesitan tres condiciones: la humedad, la temperatura adecuada para crecer y una mala manipulación de los alimentos en los que crecen.


Salmonelosis

La salmonelosis está producida por bacterias del género Salmonella, la más habitual es Salmonella enteritidis, y sigue siendo una amenaza en los meses de verano. La vía de contagio puede ser en alimentos a base de huevos y carnes, especialmente las mayonesas caseras y el pollo; aunque también a través de una manipulación contaminada de las personas con poca higiene personal que ya son portadores del virus.

‘Diarrea del viajero’ o la colibacilosis

Esta bacteria llamada Eschrichia coli (E.coli) puede encontrarse con diferentes cepas. Una de las más conocidas es la ‘diarrea del viajero’, que se contagia a través de las heces de animales o del hombre que llegan al agua o a los alimentos.

Es la bacteria más característica de cómo la mala higiene puede crear problemas de salud; es una enfermedad que sobre todo sufren más los niños que adultos. La otra cepa es la que produce la colibacilosis, que además de las heces se puede encontrar en los alimentos implicados pueden ser desde agua o verduras lavada con ella, queso blandos, pollo, etc.

Intoxicación estafilococia

El agente causal es una toxina producida por la bacteria Staphylococus aureus; lo conocemos mejor por el estafilococo que habita en la piel, sobre todo, en heridas en el hombre y animales. Pero las personas portadoras también puede contagiar a través del estornudo o tos. También este germen se produce por alimentos cocinados que se contaminan posteriormente con la manipulación; especialmente salsas, purés, sándwiches o pasteles.

Clostridium prefringens

Es una toxina benigna y de corta duración, salvo por una cepa específica que puede originar una enfermedad grave llamada enteritis necrotizante. Eso sí, la forma de contagio nos puede pasar a cualquiera. Esa carne asada que hemos dejado en la olla a temperatura ambiente, o alimentos deshidratados como sopas, purés, o salsas que se añaden a los guisos después de terminados y sin dejar que cuezan con ellos.

Otras enfermedades

La brucelosis humana proviene de una bacteria llamada Brucella se desarrolla en quesos frescos caseros compuestos por leche de oveja y cabra, y lo ideal es evitar todo lo que no está pasterizado.

Esta infección puede albergarse en el sistema gastrointestinal, respiratorio, cutáneo o neurológico, y dependiendo de dónde se ubique, el daño que puede generar y los síntomas que presenta.

La tuberculosis humana se transmite por quienes manipulan leche; y sin duda para prevenirla necesitas tomarla siempre que esté calentada o pasterizada. Entretanto, la tularemia se transmite a través de carne de conejo y liebre mal cocinada. El botulismo de transmisión alimentaria se genera a través de una toxina; y en general, está en las conservas poco ácidas, como los espárragos, las aceitunas, las judías verdes o los pimientos, el pescado ahumado y los alimentos envasados al vacío. Es necesario prestar especial atención a los alimentos enlatados, envasados o fermentados en casa.

Por último, y no menos importante está el Anisakis, un gusano nematodo que pasa su ciclo vital en el tubo digestivo de peces y mamíferos marinos, donde vive a costa de ellos. Cuando una persona ingiere pescado infectado, este gusano puede causarle alteraciones digestivas y reacciones alérgicas.
Alimentos que preservar con mayor cuidado

Toma nota, los alimentos que deben de estar apuntados en nuestro ‘top’ de la lista para saber que debemos de tener especial cuidado con ellos más que con otros son: los quesos blandos, pescado y marisco, carnes picadas, los preparados con huevo, frutas y verduras cortadas, las salsas, la nata montada y la mayonesa.

Todos deben de estar correctamente refrigerados; aunque cada alimento tiene sus límites de tiempo para estar en la nevera. Por ejemplo, para el pescado fresco y la carne picada es de un día; para la carne cruda y cocida o bien el pescado cocido, el tiempo máximo de conservación es de entre dos y tres días; la leche abierta, verduras cocidas y postres caseros el tiempo debe de oscilar entre los tres y cuatros días; y para las verduras crudas, las conservas abiertas y los platos cocinados el máximo es de cinco días.

Especial atención a los huevos porque pueden estar un máximo de tres semanas dentro del frigorífico.

Cuando preparamos algo con huevo que lleva mayonesa (u otras comidas que lleven esta salsa) es muy recomendable comerlo enseguida para prevenir la salmonela. Si estás pensando en irte a la playa o de excursión con ellos, donde pueden estar expuestos al sol y al calor, mejor olvídate, no es buena idea en absoluto. Tampoco es bueno lavarlos porque si hay salmonella, el agua permite la penetración del virus al interior del huevo.

El pescado crudo tampoco es bueno para el verano, a menos que puedas cerciorarte de que ha sido congelado por debajo de los -18ºC para evitar la anisakis. Cuando lo descongelas conviene utilizar lugares frescos, de una temperatura más baja a la ambiente, como la nevera, el horno o el microondas, para prevenir la reproducción de los microorganismos.

¿Cómo podemos detectar los síntomas de una intoxicación?

No es muy complicado, si entre las dos y seis horas posteriores de haber consumido un alimento que te parecía sospechoso, empiezas a notar algunos síntomas, probablemente es que estuviera en mal estado.

Síntomas comunes como pueden ser náuseas y vómitos, diarreas (con o sin presencia de sangre en las heces), dolor abdominal, fiebre y debilidad generalizada.

Si es una intoxicación leve, lo más normal es que en dos o tres días estés recuperado; pero si no es así, lo mejor y más recomendable es acudir al médico.

Via zoomnews.es

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