Problemas para dormir y ansiedad de los padres influyen en el dolor de los hijos operados

sábado, 3 de enero de 2015 · Posted in

Los niños y los adolescentes que noduermen bien antes de una cirugía programada, o cuyos padresexageran sobre el dolor que sentirán, padecieron más dolordespués de la operación, según muestra un estudio de EstadosUnidos.

Los autores aseguran que ésta es la primera investigaciónsobre los factores psicológicos de los padres y los hijos, antesy después de una cirugía, que podrían influir en el nivel dedolor posquirúrgico y sobre las intervenciones más útiles.

"Cada año, millones de niños ingresan a un quirófano y, porlo tanto, el impacto de la cirugía en la salud infantil es unasunto muy importante", dijo la autora principal, doctoraJennifer Rabbitts, anestesióloga pediátrica del Instituto deInvestigación Infantil de Seattle y de University of Washington.

"Desafortunadamente, existía poca información sobre cómo lesva a los niños cuando vuelven a casa después de la cirugía, loque puede ser una experiencia difícil para ellos y sus padres".

En The Journal of Pain, su equipo publica los resultadosobtenidos en 60 niños y adolescentes de entre 10 y 18 años conuna intervención programada de fusión espinal o para reparardeformidades torácicas. Siete días antes, los futuros pacientesutilizaron relojes para controlar el sueño y registraron endiarios electrónicos cómo dormían y cuánto dolor sentían.

Además, con sus cuidadores, que en la mayoría de los casoseran las madres, respondieron cuestionarios sobre lascaracterísticas del dolor, la calidad de vida, la ansiedad y lasreacciones frente al dolor de los hijos.

También brindaron información para evaluar la tendencia delos adultos de "exagerar" el dolor (expresar preocupaciónexcesiva o magnificar lo que los hijos realmente sentían opodrían sentir).

Los registros que se obtuvieron durante una semana deseguimiento se repitieron a las dos semanas de las cirugías, conlos pacientes en casa.

Antes de la operación, los pacientes habían dormido unasocho horas por noche y más del 80 por ciento había tenido dolor.

La evaluación de la calidad de vida alcanzó un promedio de74 puntos en una escala del cero al 100. Después de la cirugía,la mayoría de los pacientes sentían dolor moderado a grave, quese mantuvo durante dos semanas. Un tercio utilizó analgésicos.

La calidad de vida de los niños y los adolescentes se redujoa 60 puntos, principalmente por los cambios que percibían en susalud física.

Los pacientes con más dificultades para dormir antes de lacirugía y que tenían los padres que más exageraban lo queocurriría después de la operación eran propensos a sentir másdolor durante la recuperación.

La ansiedad de los niños y los adolescentes, como asítambién su propia tendencia a exagerar el nivel de dolor antesde las intervenciones no estuvieron asociados con un aumento deldolor después de la operación. Aun así, los pacientes con másansiedad prequirúrgica tendían a tener menor calidad de vida alas dos semanas de la cirugía.

"Se necesitan más estudios para recomendar intervenciones,pero, por ahora, alentaría a las familias y a los médicos aconversar sobre el dolor que podría aparecer después de lacirugía y qué opciones analgésicas existen", dijo Rabbitts.

El doctor Santhanam Suresh, anestesiólogo pediátrico delHospital de Niños Ann y Robert H. Lurie, Chicago, consideró queel estudio es interesante y está muy bien realizado.

"Lo que lo diferencia de la mayoría de los estudios sobre eldolor es el seguimiento previo a la cirugía durante una semana,lo que le proporciona una dimensión única", sostuvo.

Via eleconomista.es

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