Qué es el síndrome de alimentación nocturna

sábado, 6 de septiembre de 2014 · Posted in

Se trata de un desorden alimentario que afecta alrededor del 2% de la población mundial. Fue descripto por primera vez en 1955 y se analiza desde el punto de vista de los trastornos psicológicos. Conoce más sobre el síndrome de alimentación nocturna en el siguiente artículo.

Características del síndrome de alimentación nocturna

En primer lugar, es bueno saber que consiste en un comportamiento “inadecuado” y persistente, es decir, no se trata de un “ataque de ansiedad” una vez cada tanto, sino que se produce a diario. Siempre ocurre durante las horas de la noche y a menudo, los que sufren este síndrome son inconscientes de lo que está pasando. En otros casos, no son capaces de dormir sin antes comer. Hay un alto componente emocional en relación a este problema.

Muchos especialistas denominan a esta ingesta como “comida de alivio o recompensa” (comfort food en inglés). Hay que tener cuidado de no confundir el síndrome de alimentación nocturna con la bulimina nerviosa o la polifagia, ya que ambas presentan síntomas diferentes. Vale destacar que para poder considerarse un desorden alimenticio, deberán continuar los síntomas durante un período de al menos dos meses.

Los que sufren de este problema pueden comer poco a lo largo del día y consumir las mayores ingestas por la noche y no se debe a que las actividades diurnas no permiten hacer un “break” para desayunar, almorzar o merendar. Entre las consecuencias más habituales de este síndrome se encuentran el sobrepeso y las alteraciones del sueño.

Según los nutricionistas, una ingesta normal diaria ha de estar compuesta por cinco comidas, donde se “reparten” las calorías. El desayuno y el almuerzo han de aportar el 30% de la energía total, la merienda y el tentempié de media mañana entre un 10 y un 15% y la cena entre un 10 y un 20%. Las comidas deben ir disminuyendo a medida que va pasando la jornada. En los casos de “comedor nocturno” estos valores son contrarios, por lo que las personas comerán mucho más al caer la tarde que cuando se levantan por la mañana.

Otro de los efectos habituales de los que sufren del síndrome de alimentación nocturna es que durante la madrugada se levantan varias veces de la cama, debido a que no pueden dormir, padecen de insomnio severo o bien porque van hasta la cocina a ver “qué encuentran para picar” cuando todos los demás duermen. Todo está alterado en los que padecen esta enfermedad, desde las moléculas del organismo, los ritmos cardíacos, el reloj biológico, los patrones de sueño, los mecanismos de hambre y saciedad y el humor.

A su vez, se ha comprobado que disminuyen los niveles de melatonina y leptina y al mismo tiempo, aumenta el cortisol plasmático. Los primeros son los encargados de regular el peso corporal y se relacionan a los impulsos de hambre por la noche. El segundo está implicado en el metabolismo de la glucosa y la secreción de la insulina. Por ello es que la persona no siente hambre durante el día, puede sentirse irritable o triste durante las horas de sol y verse ansioso por la cena.

Síntomas del “Síndrome del comedor nocturno”

Algunas de las conductas más habituales en este trastorno alimentario son:

    Saltar el desayuno y hacer la primera comida del día muchas horas después de despertar y levantarse
    Consumir la mitad de las calorías diarias después de cenar (los expertos indican que es entre las 9 y las 10 de la noche la hora crítica)
    Protagonizar “atracones nocturnos”, principalmente de hidratos de carbono, los cuáles se extienden durante varias horas, a diferencia de lo que puede pasar con la bulimia, por ejemplo
    Sufrir de ansiedad o depresión, en relación a sus hábitos de alimentación
    Provocar mucha culpa más que placer o disfrute
    Tener desordenes del sueño como ser el insomnio
    Padecer más posibilidad de sonambulismo que otras personas
    Presentar un estado de ánimo más alto apenas se levantan a la mañana, pero éste decaer conforme van pasando las horas (hasta media mañana o mediodía, por ejemplo).


    Elegir ciertos alimentos ricos en carbohidratos como pueden ser los dulces, la bollería, el pan, el arroz, las pastas, etc, que segregan serotonina, la hormona que mejora el estado de ánimo y favorece el sueño
    No consumir grandes cantidades de comida de una vez (no son los típicos “atracones” de los que padecen bulimia), sino que se trata de pequeñas ingestas cada una o dos horas durante toda la noche, depende la cantidad de veces que se levanten de la cama, la hora en que se acuesten y la que se despierten.
    No poder recuperar el sueño si no ingieren un alimento
    Ser completamente consciente de la conducta, aunque no siempre aceptarla
    Aumentar la ingesta durante período de mucho estrés, nervios, obligaciones, etc

Cómo tratar el síndrome de “comedor nocturno”

    Consumir algún tipo de antidepresivo, natural o recetado
    Cerrar la puerta de la cocina con llave o bien no dejar comida en el refrigerador “lista para consumir”
    Ingerir avena que logra una mayor saciedad, se puede añadir a los zumos, yogur, leche, etc
    Cenar con alimentos ricos en hidratos de carbono, aunque sea una porción pequeña para que la glicemia no baje tanto durante la noche
    Consultar con un especialista en nutrición para que ofrezca una dieta adecuada y no dudar en seguirla al pie de la letra
    Aprender a manejar la ansiedad y el estrés, bebiendo un té de manzanilla antes de dormir, por ejemplo.


Via mejorconsalud.com

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