La rosácea es una patología que consiste mucho más allá de una coloración roja en algunas partes del rostro y el pecho, se refiere a una dilatación de los vasos sanguíneos y puede ser leve o severa, por eso es fundamental seguir las instrucciones que nos de el especialista para contribuir con el tratamiento y prevenir su desarrollo y agravamiento.
Se caracteriza por un enrojecimiento y una apariencia sobre la piel parecida a las de las quemaduras solares, o rubor, y se produce porque una gran cantidad de sangre fluye hacia los vasos sanguíneos de la cara por eso los mismos terminan por dilatarse.
Como consecuencia de éste proceso, con el paso del tiempo la piel se inflama y es muy posible la aparición de granitos en la cara, razón por la cual muchas veces la rosácea se determina “acné del adulto”, pero se diferencia del acné porque en éste no hay comezones.
Las personas que tienden a ruborizarse fácilmente son más propensas a padecerla en forma leve, como así también aquellas que padecen de enrojecimiento centrofacial, con lesiones que tienen elevaciones cutáneas cercanas a la nariz, las mejillas, la frente y el mentón. Otra posibilidad que se presente el padecimiento de rosácea es mediante el agrandamiento de las glándulas sebáceas y el tamaño de los tejidos engrosados del rostro. No deje de consultar con su médico de confianza.
Fuente: ellashoy.com
