Los niveles de incidencia de las enfermedades de la vista suelen ser cada vez más altos a medida que una persona se acerca a la tercera edad. Los riesgos de padecer ceguera después de los 60 años, de hecho, son considerablemente más altos de los que podemos encontrar en la juventud o en la adultez. Algunas causas de ceguera, sin embargo, están asociadas a incumplimientos o seguimientos de tratamientos inadecuados.
En el caso del glaucoma está comprobado que el incumplimiento del tratamiento de esta enfermedad oftalmológica puede llevar a la ceguera. Como el glaucoma es una de las enfermedades de la vista de tipo asintomático, es muy común para los pacientes que sufren de esta afección descuiden sus tratamientos al no comprobar la aparición de síntomas molestos. El uso de colirios normales, por otra parte, puede enmascarar este problema y llevarlo a niveles de gravedad considerables que en muchos casos pueden no tener retorno (como el caso de la ceguera permanente).
El glaucoma es una condición que se caracteriza por la pérdida progresiva de las fibras nerviosas de la retina, lo que ocasiona cambios directos en el aspecto del nervio óptico. En los casos de glaucoma lo que se puede comprobar es un aumento de la presión de líquido interno en el ojo, lo que va llevando a la pérdida de la visión de forma progresiva.
La edad típica en la que empieza a manifestarse el glaucoma es después de los 40 años. Su detección a tiempo es fundamental para detectar posibles complicaciones antes de que empiecen a dejar cambios permanentes en la salud del paciente. Uno de los tratamientos oftalmológicos más seguros para el glaucoma es el uso de colirios específicos sin conservantes (no se trata de los colirios clásicos utilizados para otras enfermedades de la vista).
Fuente: blogdefarmacia.com
Tratamientos de glaucoma y ceguera
