Alcohol y grasa, enemigos del hígado

lunes, 30 de mayo de 2011 · Posted in

En entrevista, el doctor Enrique Wolpert Barraza, presidente del Comité Científico de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática, explicó que la mayoría de las cirrosis se genera por hepatitis B y C, así como por consumo de grasa, más que por tomar alcohol.

"Sabemos que el consumo exagerado de alcohol tanto en hombres como en mujeres a lo largo de muchos años es responsable de un número importante de casos de cirrosis, pero no llega a 30%; 70% en nuestro país se deben a otro tipo, como hepatitis B, hepatitis C", indicó el especialista.

Agregó que otros casos se deben a que iniciaron como hígado graso, que si no se atiende o se detecta a tiempo produce inflamación del hígado, que progresa a hepatitis, llega a cirrosis y todas sus complicaciones, como puede ser cáncer.

Wolpert Barraza resaltó que existe un gran desconocimiento de la población sobre la salud hepática, de ahí que la gente no dé la importancia debida al cuidado de este órgano vital, pues se debe tomar muy en cuenta que "todo lo que comemos, nos untamos o inhalamos llega al hígado".

Informó que la cirrosis hepática en México es la cuarta causa de mortalidad en el hombre y la sexta en la mujer, y antes se pensaba que era sólo por alcohol, por lo que se estigmatizó a las personas que la padecían al relacionarla con alcoholismo.

Las enfermedades del hígado pueden afectar desde el nacimiento y algunos males congénitos llegan a cirrosis y a la muerte, como los niños que nacen de madres portadoras del virus de hepatitis B, que se lo transmiten al momento de nacer, y no son tratados con la medicación y vacuna contra este virus, expuso.

El especialista señaló que el mayor número de pacientes con problemas del hígado se registra en edades más productivas, entre los 30 y 40 años de edad, y si los jóvenes empezaron a beber alcohol en edades tempranas, antes de los 18 años, 20 años después pueden desarrollar cirrosis.

Sin embargo, la causa más frecuente de hepatitis crónica se debe al virus de hepatitis C, que se transmite por compartir jeringas y agujas entre adictos a drogas de aplicación intravenosa, por transfusión de sangre antes de 1994 y realizarse tatuajes en lugares no autorizados.

Indicó que cualquier cosa que inflame o destruya las células del hígado se llama hepatitis, y eso lo provoca principalmente los virus que se clasifican con letras y va de la A a la E, y son enfermedades independientes y distintas.

"No son una consecuencia de la otra, ya que una persona con hepatitis A no puede por este hecho evolucionar a B y a C. La A es la más común, se puede adquirir desde la infancia, los niños preescolares pueden estar en contacto con el virus A por consumir alimentos contaminados, y en más de 90 de los casos se cura sola', explicó.

La hepatitis A se contrae por la materia fecal que llega a la boca, es una enfermedad que se adquiere por el tubo digestivo, en donde el niño, que es la edad más frecuente, presenta síntomas digestivos como náuseas, vómitos, algo de fiebre y se puede poner o no de color amarillo.

"La mayoría de los niños con hepatitis A ni siquiera se ponen amarillos y se curan solos y rápido, en un par de semanas o en días el menor esta bien; es una enfermedad que deja como respuesta la formación de un anticuerpo que previene la reinfección con el virus de hepatitis A", explicó.

Esta hepatitis no evoluciona a hepatitis crónica ni a cirrosis y el hígado se regenera solo; en cambio la hepatitis B es muy diferente, porque se considera de transmisión sexual y también por el uso de agujas y jeringas contaminadas entre los jóvenes drogadictos.

"Es una enfermedad de transmisión sexual, es muy frecuente, puede evolucionar a hepatitis crónica, cirrosis y cáncer de hígado. Desde 1987 existe una vacuna muy efectiva; sin embargo, millones de personas no se la han aplicado", dijo.

Wolpert Barraza recordó que desde hace 10 años la vacuna está ya en la Cartilla Nacional de Vacunación, por lo que los niños que han nacido en México en la última década tienen la protección contra esta enfermedad desde el momento del nacimiento.

Indicó que entre 60 y 70% de los casos de hepatitis B se curan solos, en lo que se tiene que tener mucho cuidado es en identificar 30% de enfermos que la padecen, no se curan y evolucionan hacia la forma crónica, cirrosis o cáncer de hígado.

Explicó que la hepatitis C es un problema de salud pública en todo el mundo, se transmite fundamentalmente por sangre contaminada, por lo que el mayor número de enfermos fueron los que recibieron una transfusión de sangre o derivados, como plaquetas o plasma, antes de 1995.

"Esas personas deben hacer las pruebas para determinar si padecen hepatitis C y recibir tratamiento, ya que gradualmente el número de casos de enfermos por transfusión ha ido disminuyendo porque a partir de 1992 en el mundo y de 1994, cuando se hizo oficial la NOM para la aplicación de sangre segura, ya no se transfunde ni sangre ni derivados con el virus de hepatitis C", dijo.

Sin embargo, el número de enfermos con hepatitis C sigue en incremento, aunque ya no es por transfusión, sino que se contagian al usan jeringas o agujas con drogas ilícitas intravenosas; se hacen tatuajes, se perforan para ponerse piercing, entre otros.

"Estas modas llegaron para quedarse, tatuajes y piercing se van a seguir aplicando mientras estén de moda, por sí solos no producen hepatitis, y si el tatuaje se hace en sitios establecidos y calificados no se van a contagiar", concluyó.

Fuente: esmas.com

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